Castillo
Es probable que ya hacia el siglo XI hubiese algún tipo de fortaleza en Tamames. Según ciertas fuentes de información, todavía en el siglo XIX, dicha villa conservaba restos de murallas; aunque estimamos que estos datos se referirían al torreón medieval, levantado, probablemente en la Baja Edad Media; tal vez, en el siglo XIII y sobre los restos de alguna fortaleza anterior. Al menos, los relieves que ostentan los sillares del doble dintel de la entrada, que se abre hacia el sur, no corresponden al siglo XIII, sino que son prerrománicos, como bien apuntara el P. Morán; recuerdan extraordinariamente lo visigodo, lo que nos remitiría, en principio, a los siglos VI-VII; a la Alta Edad Media en suma. En cuanto a la fecha de construcción de la primitiva fortaleza, estimamos como probable el periodo comprendido entre los siglos VIII y X. Aquélla pudo ser coetánea de las que, con cierto apresuramiento, fueron erigidas poco después de la invasión musulmana.
La fortaleza mide 12,20 metros de lado por unos 16 metros de altura, y el espesor de los muros alcanza los 2,10 metros. Disponía de tres pisos, y, probablemente, estuviera almenada. La obra es de mampostería de pizarra y esquinada en granito. En los muros se abren, a distinta altura, varias saeteras.
Otra de las razones para atribuir a la fortaleza de Tamames un origen anterior al siglo XIII, viene dada por por la particularidad de que, entre los relieves del dintel, aparece un blasón con escaques, pero que no corresponde a las armas de los Godínez, quienes recibieron el señorío de Tamames en el referido siglo. Ello quiere decir que, probablemente, cuando don Alfonso Godínez tomara posesión del lugar, dicho torreón ya existiría, de otro modo, si él lo hubiera mandado edificar, no habría permitido, obviamente, que labrasen otros blasones que no fueran los suyos.